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Una ruta alterna de Morelos: para todos aquellos que ya no quieren visitar Tepoztlán y Cuernavaca

El estado de Morelos, al sur de la Ciudad de México cuenta con un clima fantástico, una historia prehispánica y colonial impresionante y muchos atractivos turísticos que vale la pena visitar. Los recorridos por esta localidad deben ir más allá de las dos ciudades más icónicas, Cuernavaca y Tepoztlán, así como de los balnearios como Las Estacas y Oaxtepec.

Aquí se pueden encontrar algunos de los conventos más viejos en todo el continente americano, así como viejas construcciones prehispánicas tan antiguas que se remontan a los siglos VII y V a.C. Hay lagunas con excelentes y desconocidos restaurantes y pueblos con grandes tradiciones. Ésta es una ruta alterna para descubrir Morelos.

1. Las zonas arqueológicas

Las dos zonas arqueológicas más importantes de Morelos, fuera del famoso Tepozteco, son Chalcatzingo, ubicada al este del estado, cerca de Puebla y Xochicalco, al suroeste, cerca de la frontera con Guerrero y el Estado de México. De éstas, la segunda es la más conocida, gracias a la gran extensión de los vestigios de esta antigua ciudad militar. Pero ambas cuentan con mucho valor histórico y turístico y deben ser imprescindibles en la agenda de cualquier viajero.

Xochicalco cuenta con la estela prehispánica más importante de toda América Latina y narra una historia ocurrida en el 743 D.C., cuando un grupo de astrónomos de toda Mesoamérica llegó a esta ciudad para presenciar un eclipse. Además, la extensión de esta zona arqueológica es inmensa, lo cual la puede poner a la altura de otras áreas en México como Teotihuacán, Chichén Itzá y Monte Albán. El museo de esta área es conocido por ser el primero ecológico del mundo.

Estela de Xochicalco. Foto: Daniel Garbuno

Chalcatzingo por su parte, es una zona arqueológica olmeca que alcanzó su mayor extensión y época de florecimiento durante los siglos VII y V a.C., aunque su fundación se remonta al siglo XV a.C. Es un área relativamente desconocida ubicada cerca de la carretera de Cuautla a Izúcar de Matamoros.

Chalcatzingo. Foto: Daniel Garbuno

Existen más zonas arqueológicas como Las Pilas y Yautepec, pero sin duda, las que más sorprenden son Xochicalco y Chalcatzingo.

2. La ruta de los conventos

Morelos tiene algunos de los conventos más antiguos de toda América Latina y bajo esa premisa, el gobierno de este estado promueve la Ruta de los Conventos, la cual pasa por distintos pueblos de la región como Atlatlahucan, Jonacatepec, Tetela del Volcán y Ocuituco, entre otros.

Once de los conventos de esta ruta están reconocidos como Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO, lo que les da un atractivo cultural e histórico aún mayor. En la mayoría de estos edificios religiosos aún se conservan parte de los frescos que adornaban las paredes, con algunos recintos mejor conservados que otros.

Entre las curiosidades arquitectónicas que se pueden observar en estos conventos está por ejemplo la construcción con influencias moriscas y góticas de la iglesia de San Mateo, en Atlatlahucan, o la clara ascendencia española medieval del convento de Ocuituco, el cual, por cierto, es el primero que fundó la orden de los agustinos en nuestro país, en 1533, tan solo doce años después de la Conquista de Tenochtitlán.

Además de conocer cada uno de los conventos, se puede aprovechar para visitar los pueblos que nacieron a su alrededor y disfrutar de su historia y gastronomía, como la famosa –famosísima– cecina de Yecapixtla, o el clima templado y los paisajes montañosos de Tetela del Volcán. Además, para la gente católica, hay un atractivo cultural extra en una de las capillas del pueblo de Yautepec: al parecer uno de los padres en esta región oficia la misa –en ciertas ocasiones– en latín, a la antigua usanza.

Procesión en Morelos durante Semana Santa. Foto: Daniel Garbuno

3. Las lagunas de El Rodeo y Coatetelco

A quince minutos en auto de la zona arqueológica de Xochicalco se encuentran dos pequeñas lagunas que no forman parte del mapa turístico importante de Morelos: la de El Rodeo y la de Coatetelco.

Mientras que la segunda sí es una laguna en toda la extensión de la palabra, e incluso cuenta con una zona arqueológica a sus orillas, edificada en el mismo periodo que Xochicalco, la primera, la de El Rodeo, es una presa de pesca que fue diseñada durante el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas.

A lo largo de las orillas de ambas lagunas hay distintos restaurantes dedicados a la cocina de truchas y aquí lo que vende más es la tranquilidad. La falta de ruido, las hamacas y la buena atención son claves para hacer de estos sitios buenos para la relajación. El clima también es estupendo: cálido como en la mayor parte de Morelos. Son dos buenas opciones para los que buscan un sitio menos concurrido que los balnearios del norte del estado o Tequesquitengo, en el sur.

Laguna de Coatetelco. Foto: Daniel Garbuno

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